Creencias Irracionales de Albert Ellis

Existe un vínculo incuestionable entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos

Albert Ellis (1913-2007 EEUU), uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX, lo sabía y por eso desarrolló su Terapia Racional Emotiva (TRE). Esta teoría determina que nuestro malestar o bienestar depende de cómo se interrelacionan 3 planos de nuestra psique: Lo emocional, lo cognitivo (pensamiento) y lo conductual.

Las creencias, limitantes o potenciadoras, se construyen precisamente a través de estos 3 factores. Lo que experimento y siento, lo que pienso de ello y lo que hago en consecuencia, creando patrones mentales que se convierten en juicios arraigados, que asumimos como ciertos.

La TRE que propuso Ellis, nos permite modificar sentimientos y actuaciones, observando y replanteándonos la manera de pensar acerca de lo que ocurre.

Podríamos decir que esta teoría se resume en el planteamiento filosófico de Epícteto (Hierápolis, ​55 -Nicópolis, 135) que dice algo así:

Lo que importa no es lo que sucede, sino cómo reaccionas a lo que sucede

Según los estudios de Ellis, existen 10 creencias irracionales que nos limitan, que nos perturban y hacen sufrir. Son las siguientes:

  1. Para un adulto es absolutamente necesario el cariño y la aprobación de sus semejantes, familia, amigos
  2. Se debe ser indefectiblemente competente y casi perfecto en todo lo que se emprende
  3. Ciertas personas son malas, viles y perversas y deberían ser castigadas por ello
  4. Es tremendo y catastrófico que las cosas no vayan como a uno le gustaría que fueran
  5. La desgracia humana se origina por causas externas y la gente tiene poca capacidad o ninguna de controlar sus penas y perturbaciones
  6. Se debe sentir miedo o ansiedad ante cualquier cosa desconocida, incierta o potencialmente peligrosa, y pensar constantemente en la posibilidad de que algo ocurra
  7. Es más fácil evitar los problemas y responsabilidades de la vida que hacerles frente
  8. Se necesita contar con algo más grande y más fuerte que uno mismo
  9. El pasado tiene gran influencia y determina tu presente, por lo que si algo te ocurrió una vez, seguirá afectándote indefinidamente
  10. La felicidad aumenta con la inactividad, la pasividad y el ocio indefinido

Si quieres aprender cómo se construye una creencia, mírate este video donde lo explico https://youtu.be/iCU7rZmEmG8 (y si le quieres dar un like al video, dejar un comentario y suscribirte al canal, mejor)

En sucesivos post, desgranaremos cada una de estas creencias limitantes, qué mensajes nos dan y qué opciones de pensamiento alternativo podemos empezar a plantearnos para desactivarlas o minimizarlas.

Gente Tóxica

15 juegos que amargan la vida

Antes de descubrir las 15 conductas más comunes que suponen un juego tóxico para nosotrxs y quienes nos rodean quiero que partamos de una misma base:

En el post «Trastorno Mental vs Trastorno de la Personalidad» hago referencia a 5 conductas reconocidas por la psiquiatría y que requieren de un proceso médico: los trastornos de la personalidad. Esto no es de lo que hablaremos aquí. Si quieres saber más acerca del Narcisismo, Dependencia u obsesión (entre otros) dirígete a ese post.


La toxicidad es la cualidad de una cosa que consigue envenenar o causar trastornos negativos a nuestro cuerpo.

A nuestro alrededor hay personas que transmiten esa toxicidad a través de diferentes comportamientos que, en realidad, buscan un beneficio inmediato aunque a posteriori acaben resultando perjudiciales.

En todos los casos se esconden el miedo, la inseguridad o la necesidad de atención, así como un intento por evadir nuestra parte de responsabilidad en la vida

A continuación describimos los 15 juegos emocionales que utilizamos (sí, tú también utilizas uno o varios de estos 😉):

Cabreado

Se trata de personas que siempre tienen motivos para estar enfadadas. Casi todo traspasa sus límites y crean un clima de descontento e insatisfacción a su alrededor. Protestan por todo y acaban contagiándonos ese sentimiento de malestar e ira. El beneficio aparente que puede extraerse de esta conducta es la evasión de responsabilidad propia en aquello que sucede en su entorno así como una necesidad de ser atendido por los demás, de que se les preste atención. Está bien tener un espíritu crítico y entender que tenemos límites o que hay cosas que no nos gustan y deberían cambiar pero no todo debería cabrearnos.

Complaciente

Esta persona cede continuamente a lo que los demás desean y no saben decir NO. Quieren quedar bien con todo el mundo y sentir que no fallan o decepcionan a nadie. Para ganarse el cariño de los demás se convierten en lo que los demás necesitan, mutando y transformándose en base a «los otros». El resultado aparentemente positivo de esta conducta es la sensación de ser amado y aceptado por quienes nos rodean aunque la realidad de este comportamiento es una necesidad de amor, la incapacidad de asumir el rechazo y la búsqueda de aceptación. Sobra decir que este tipo de conductas indica claramente una falta de autoestima, valor y amor propio por parte de quien la ejerce, ya que creen que mostrándose como «en realidad son» significaría no gustar a nadie.

Controlador

Este juego implica vivir con ANSIEDAD. Tratan de evitar a toda costa la incertidumbre y necesitan tenerlo todo (y a todos) controlados para sentirse tranquilos. Por eso disponen de su tiempo, sus recursos, sus creencias ¡Y de las tuyas! Absorben, atrapan y condicionan su entorno, tratando de contemplar todas las variables posibles. El beneficio que se puede percibir es la seguridad, aunque la realidad que se esconde tras esta conducta es una desconfianza total en uno mismo y en ser capaz de afrontar lo que les depare la vida. El colmo de «no creer en mí» y la creencia inconsciente de no tener recursos en un futuro.

Dolido

Estas personas suelen sentirse atacadas por los demás, por lo que se dice y lo que se hace. Creen que todo se dirige directa o indirectamente hacia ellos e interpretan las palabras y hechos de los otros como un mensaje hostil hacia su persona. Utilizan el chantaje emocional (culpar o hacer sentir mal a otros por como se sienten ellos) y son expertos en «guardar facturas», es decir, rencorizan y te echan en cara actitudes, palabras y formas que sucedieron en el pasado en cuanto tienen la oportunidad. El beneficio aparente de este juego es identificar quien «les quiere de verdad» y quien no, aunque en el fondo ocultan una sensación de insuficiencia, de que algo está mal en ellos, así como una desconfianza en el resto de la gente.

Espectador

Se limitan a observar el mundo que les rodea sin involucrarse personalmente en nada. Su actitud es la de quien se queda tras la pantalla, juzgando y viendo lo que los demás hacen sin tomar acciones al respecto por mucho que no les guste, aunque critican y opinan sobre lo que hacen otros. Claramente el beneficio que se le saca a esta conducta es la de eludir la responsabilidad propia en aquello que sucede a su alrededor (positivo o negativo) evitando hacerse cargo. Arreglan el mundo desde su silla aportando soluciones que ellos nunca van a poner en práctica ya que no se comprenden como sujetos activos en su propia vida. En el fondo esconden un miedo a equivocarse y a comprometerse, inseguridad en sí mismos y apatía.

Evasivo

Aquí tenemos al escapista. Suelen tener una excusa para no acudir, no hacer, no participar… de forma ambigua y poco clara. Cancelan la cita 10 min antes y no terminan de decir lo que piensan. Se comprometen pero luego reculan, desaparecen. De esta forma consiguen deshacerse de vínculos o actividades que no le acaban de encajar aunque sin la empatía y asertividad que denotarían seguridad en uno mismo. En realidad temen decir lo que piensan y no ser aceptados por ello, creando una sensación de desconfianza en quienes les rodean. ¡No sé si puedo contar contigo!

Llevar la Razón

No te escuchan de verdad, solo les interesa convencerte de sus teorías. Ajustan sus argumentos para que parezca que ellos están en lo cierto a diferencia de tí. Puede parecer que esta actitud les otorga cierta consideración por parte de los demás pero la realidad es que NECESITAN ser reconocidos y valorados. No les vale con llevar la razón sino que precisan que tú te des cuenta. Reconocer que uno puede no llevar la razón implica una sana autoestima y seguridad en uno mismo por lo que si alguien se empeña siempre en ser «el listo de la clase» lo más probable es que necesite que lo aprecien por lo que es y no tanto por lo que sabe.

Pasota

Sin duda las cosas no van con él. A diferencia del Espectador, que opina y participa aunque sea desde la distancia, a éste le da lo mismo ocho que ochenta. Transmiten apatía y desmotivación. No se involucran ni participan ni les interesa. Nuevamente pueden obtener la falsa sensación de quienes no tienen cargas o responsabilidades, pero en realidad sienten que su aportación es inútil o poco importante. Su sentido del valor propio es bajo y su desinterés por todo demuestra que en realidad prefieren dejarse llevar por falta de confianza en sí mismos.

Perfecto

Esta persona no se cuestiona nada de lo que hace porque lo suyo siempre es lo correcto (al menos de puertas para afuera). Señala los errores de los demás pero nunca los suyos, porque cree que no los tiene. Es incapaz de reconocer sus equivocaciones ya que hacerlo significaría ser menos o mostrar vulnerabilidades. Este tipo de conducta «quema» mucho a las personas que le rodean ya que para mantener su idea de perfección utilizará las comparaciones habitualmente para sacar a la luz las imperfecciones de otros. ¿El beneficio? Creer que eres alguien merecedor de amor. ¿La realidad? Sentir que no estás a la altura, que no eres suficiente o que no te van a querer si no eres 100% perfecto. Este juego deshumaniza, porque el ser humano comete errores y se equivoca por naturaleza.

Prepotente

Yo yo yo yo y después yo. Esta persona se siente el centro del universo y su actitud te solicita constantemente que le tengas en cuenta. Si algo no le concierne, no le interesa. Lo más importante es ella misma y sus circunstancias por lo que su conversación favorita es en torno a su persona, lo que hace, lo que vive, lo que piensa y cómo es. Si le hablas de tí, te hablará de ella, si le pides un favor, verá si le aporta algo a ella… Detrás de esta actitud se esconde una persona con una necesidad imperiosa de ser tenida en cuenta y de ser valorada. Requiere hacerse visible constantemente porque en el fondo siente que nadie la ve.

Reactivo

Esperan a que otros propongan cosas para decir si están bien o mal. No accionan, reaccionan, y habitualmente llevan el NO por delante, poniendo «palos en las ruedas». Necesitan que las cosas se adapten a sí mismos y de entrada no aceptan. Tras este aparente espíritu critico se oculta una persona desconfiada e insegura de sí misma que, a diferencia del espectador, sí se involucra y hace cosas pero no sin antes hacerse notar. Si le preguntamos a esta persona «¿qué propones tú?», probablemente nos responda «no lo sé, pero nada de lo que se ha dicho hasta ahora».

Salvavidas

Esta persona se hace cargo de los problemas de todo el mundo… menos de los suyos. Ni siquiera te pregunta si necesitas ayuda, ella ya lo sabe y se adelanta a resolver tu vida. Tiene un detector de damnificados y deja para después sus propios problemas. Por un lado, lo que se cree que gana con esta conducta es el amor y agradecimiento del resto de la gente, sentirse imprescindible y valiosa. En el fondo, existe un miedo atroz a hacerse cargo de sus asuntos (mientras me ocupo de lo tuyo, no miro lo mío) y la creencia de que para que te quieran y te ayuden a ti, debes hacer méritos. Un juego que carga a quien lo aplica de la gran losa de hacerse responsable de lo que no le pertenece y que denota una desconfianza en la capacidad de los demás de asumir sus propias vidas. Ojo! que las personas salvavidas esperan a que los demás actúen igual con ellas, adivinando cuando necesitan ayuda y esperando que se les devuelva lo que dieron primero. Fatal error.

Silencioso

Mejor paso desapercibido… No estoy, que no me vean. Hacen pero no dicen, no opinan ni se hacen visibles. Son esas personas «de relleno» que no estamos seguros si estuvieron o no aquel día… Parecer que no existes aparentemente te exime de responsabilidad pero en el fondo lo que temes es que los demás te conozcan, te escuchen y sepan quien eres, por miedo a que puedan herirte, juzgarte o rechazarte. Cuando hablamos, expresamos quienes somos, lo que opinamos, lo que sentimos y lo que creemos, pero muchas veces no lo hacemos por falta de asertividad. Manifestarse a través de la palabra nos permite ordenar las ideas y desenredar algunos asuntos.

Verdugo

Aquí viene el justiciero! Culpa, señala y aniquila no dejando títere con cabeza. Divide el mundo en bueno/malo – bien/mal y lo que no encaja a su juicio debe desaparecer. Infunde miedo con sus palabras, dañando si es preciso (por tu bien). Aunque parece que esta actitud le convierte en alguien poderoso y seguro de sí mismo, lo que evita es que salgan a la luz sus propias vergüenzas, por miedo a ser juzgado y parecer vulnerable. El verdugo es hiriente e intransigente a pesar de que él es el primero que no se soporta a sí mismo.

Víctima

De los juegos más nocivos para quienes lo ponen en práctica. Esta persona se siente a merced de los elementos, todo le pasa a ella, pero no hace nada para cambiarlo. En su discurso nada está en su mano, nada depende de ella y parece que se acomoda en el lamento. Si le propones una solución que implique un cambio en su conducta o una acción a tomar, encontrará la manera de hacerlo inviable. El beneficio que se obtiene al adoptar esta conducta es el de eludir toda responsabilidad en la propia vida. En realidad, estamos frente a alguien que no cree en ella misma y que necesita recibir amor a través de la compasión que pueda despertar en otros. ¡Pobre de mí! La mejor pareja de baile tóxico para una víctima es una persona salvavidas: La primera siempre tendrá problemas para endosarle a la segunda y ésta siempre tendrá algo en lo que ocuparse que no sea ella misma.


Hay que puntualizar que una persona no va a valerse de estas conductas todo el rato en todas las áreas de su vida, sino que las utilizará o sacará a relucir en algunos ámbitos o con cierta recurrencia, según lo que necesite.

Se pueden combinar varios juegos en una misma persona, reforzando y retroalimentando los beneficios ilusorios que se obtienen. De esta forma, una conducta de perfeccionismo puede combinarse con el exceso de control o con querer llevar la razón. Así mismo, se puede ser complaciente y víctima al mismo tiempo o prepotente y verdugo.

Reconocer en los demás estas conductas es útil y nos permite comprender la carencia que se esconde tras un juego tóxico pero, es aún más importante reconocer estas actitudes en nosotros mismos. Darse cuenta que en ocasiones actuamos así y reconocer humildemente que podemos intoxicar a nuestro entorno, nos permite elegir si queremos seguir así o si ha llegado la hora de cambiar algo.

Tener una sana autoestima que te permita reconocer tus fallas, aceptar críticas, valorarte a ti mismo o empatizar con los demás, te asegura no necesitar el uso de estos juegos para sentirte mejor, más seguro, más libre o más amado.

¿Te has reconocido en alguna actitud? ¿Reconoces a alguien de tu entorno que juegue a estos juegos?

Inteligencia Financiera para la clase obrera

Tu relación con el dinero

Cuando piensas en el dinero ¿Qué te dices?

Te voy a dar varias opciones:

  • El dinero es el problema del mundo
  • El dinero corrompe a las personas
  • Maldito dinero
  • Nunca tengo dinero
  • Si tuviera dinero…
  • A ver si a final de mes puedo ahorrar algo
  • El dinero no es un problema sino un recurso igualitario
  • Me gusta el dinero
  • Sé que voy a vivir económicamente tranquilo/a
  • El dinero es mi amigo/a
  • Soy responsable de mi economía familiar

¿Te identificas con alguna de ellas?

Photo by David McBee

Una de las primeras cosas que deberíamos aprender (en la escuela) es a relacionarnos saludablemente con el dinero, la economía y los recursos que tenemos. Enfrentarse a esta sociedad odiando uno de los bienes más polivalentes que existen es como dispararse en un pie.

Yo no he nacido en una familia adinerada, ni con títulos nobiliarios, ni con tierras que me proporcionen rentas, ni con empresas exitosas que aseguren mi futuro. Soy y seré SIEMPRE de clase obrera, casa humilde y generosa, ¡por eso me encanta el dinero!

Porque si no fuese por él, yo que no tengo tierras, ni ganado, ni bienes raíces de nacimiento, no tendría la oportunidad de alimentarme, estudiar, vestir y construir mi futuro. Es gracias al dinero, a que el dinero sirve como medio de intercambio, que mis abuelxs, mis padres y yo, pudieron y podemos adquirir la vivienda, comida, ropa y todo tipo de bienes y servicios que necesitamos para cubrir nuestras necesidades y que hacen nuestra vida más cómoda.

Y esta es la principal idea que me gustaría que empezaras a incorporar en tu vida a partir de hoy mismo:

El dinero es mi aliado, no mi enemigo

Incluso si te falta ahora, si te ha faltado siempre o si lo debes. El dinero es tu aliado. Esta y no otra, debe ser a partir de hoy mismo tu relación con el dinero, con la economía, con las monedas y billetes que pasan por tus manos, con los precios del súper y, por supuesto, con los impuestos que toca pagar anualmente a la hacienda local.

Te animo a que, a partir de hoy mismo, cada vez que pienses en algo relacionado con el dinero, trates de hacerlo desde esta nueva perspectiva y deseches la perjudicial idea que el dinero es malo y corrompe a las personas.

Las personas aprenden valores a lo largo de su vida, la honestidad es uno de ellos. El problema no es el dinero, en absoluto, sino las manos que lo gestionan. Asegúrate de tratar al dinero con honestidad, sin miedo, sin prejuicios y sin falsa humildad, asegúrate de no utilizarlo para hacer daño y el dinero te devolverá la misma relación.

Ahorros que te permitan dormir tranquilo/a

Una vez integras que el dinero es un valioso aliado y que es compatible ser una persona íntegra con desear tener dinero y utilizarlo, puedes empezar a gestionarlo sin miedo.

Pregúntate:

  • ¿Cuánto dinero necesitas para vivir 6 meses? Hogar, alimentos, vehículos, impuestos, seguros, gastos diversos… ¿Lo sabes? calcúlalo si no lo has hecho nunca

Es tu responsabilidad conocer tu economía familiar y hacerte cargo de ella. Nadie va a venir a llevarte las cuentas y darte consejos de compra o de inversión. Ponte frente al papel y toma las riendas de tu situación financiera. Ingresos y gastos, las gallinas que entran y las que salen. Deja de lamentarte cuando te llegue el pago del seguro del coche ¡Si ya lo sabías! ¡Lo has contratado tú!

El área económica es un parámetro de nuestra vida que afecta a nuestra estabilidad emocional, dale a este hecho la importancia que merece. Pon tu inteligencia al servicio de tu economía.

Photo by cottonbro

Lo ideal, para partir de una economía sana, es tener ahorrada, como mínimo, la cantidad que te permita sobrevivir medio año sin ingresar nada. ¿Difícil? ¿Imposible?

  • ¿Cuánto de ese dinero está destinado a cosas que no necesitas?

Compras compulsivas, objetos innecesarios, gastos prescindibles, caprichos… ¿Ayudas a otras personas cuando ni siquiera tienes para tí? ¿Porqué lo haces? ¿Tienes cosas en casa que podrías vender y empezar a construir tu hucha? Hazlo.

Una vez consigas aclarar tus verdaderas necesidades y deshacerte de aquello que no precisas, ponte manos a la obra en la construcción de tu colchón económico, este debe ser tu primer objetivo:

Ahorrar lo equivalente a mis necesidades de 6 meses

Probablemente te estés partiendo de la risa (o llorando del disgusto) solo con pensar en esto y crees que es imposible para ti, que esto no lo vas a poder hacer jamás… Te voy a dar un par de trucos:

  • En lugar de pretender ahorrar lo que te sobre una vez transcurrido el mes, ahorra primero y gasta después, es decir, en cuanto cobres tu mensualidad, guarda un poquito y olvídate de él, y haz frente a tus gastos con lo que te quede.
  • Plantéate ahorrar entre el 5% y el 10% de tus ingresos (Por ejemplo, el 5% de 600€ son 30€)

¿Puedes apartar 30€ al mes y olvidarte de ellos? Inténtalo antes de asegurar que no.

Quizá está de más decir que no vamos a dedicar al ahorro o a la inversión, aquello que necesitemos para cumplir con las obligaciones que hemos adquirido o a cubrir nuestras necesidades básicas, pero siempre está bien recordarlo.

No solo ahorro ¡también invierto!

Ya tenemos claro lo que necesitamos para sobrevivir durante 6 meses sin un solo ingreso y estamos en el camino de acumularlo, ahora vamos a darle una pequeña vuelta de tuerca más.

Calcula el 10% de tu capacidad de ahorro mensual. El 10% de 30€ son 3€.

¡Esos 3€ los puedes invertir!

Toda la vida nos han inculcado que la inversión sólo es cosa de magnates. La simple idea de invertir en acciones de economía sostenible o de participar en el crecimiento de una cooperativa nos parece tan lejana, tan fuera de nuestras posibilidades que ni la contemplamos.

¿Qué es invertir?

Invertir es, emplear una cantidad de dinero en un proyecto o negocio para conseguir ganancias. Sí sí, ganancias, beneficios.

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Un ejemplo de inversión es la formación, los estudios. Invertimos tiempo, dinero y recursos en formarnos para ganar conocimientos, para cosechar frutos en forma de títulos o de oportunidades laborales. La inversión nos reporta provecho.

Pero también puedes invertir tu dinero en bienes raíces, en acciones, en depósitos, en fondos, en criptomonedas, en arte, en empresas,… de manera que te reporten ganancias.

Primero me informo y luego invierto, nunca al revés

Una nueva era económica, accesible y libre, está construyéndose y sería una pena que te la perdieras por creer que no va contigo o por no enterarte.

Pero ojo, de la misma forma que antes de comprar una bandeja de carne picada en el supermercado miras la fecha de caducidad, el aspecto del producto y sabes si lo que tienes entre manos es cerdo o ternera, es tu responsabilidad informarte de qué posibilidades de inversión existen para tí. Lo que te puedo asegurar es que las hay, hay oportunidades que tú, con tu economía humilde, puedes aprovechar.

Toda la información del mundo está en internet y el 97% de ella es gratis. Tienes un smartphone en tu mano a diario con acceso a internet, invierte 30 minutos al día en aprender.

En Youtube, en Twitch, en webs, post y podcast hay muchísima gente honesta hablando de ello, dando clases gratuitas y charlas, explicándote de forma sencilla y amena todo lo que debes saber del mundo de la inversión y de esta nueva economía mundial que está creciendo. Hace años que se empezaron a escribir los primeros libros cripto y tú estás aquí con miles de preguntas que ya tienen respuesta. ¿A qué esperas?

Quizá está de más decir que no vamos a dedicar al ahorro o a la inversión, aquello que necesitemos para cumplir con las obligaciones que hemos adquirido o a cubrir nuestras necesidades básicas, pero siempre está bien recordarlo.

Photo by Pixabay

Desconfía de lo rápido y fácil

No quieras descubrir el secreto de hacerse rico/a, porque no hay secreto ni pócima mágica. No te creas a nadie que te asegure beneficios, mucho menos inmediatos y que doblen o tripliquen tu inversión. No existe la inversión 100% segura, por eso es muy importante la siguiente idea:

Invierte solamente aquello que puedas permitirte perder

Siguiendo con los números que veíamos antes ¿Puedes permitirte perder 3€ al mes?

Este es el mantra principal en el mundo de la inversión, más aún en productos de alta volatilidad y que desarrollaré en sucesivos post, siempre y cuando éste reciba apoyo, comentarios positivos y se comparta.

Aquí te resumo las principales ideas de todo lo que acabas de leer:

  • El dinero es mi aliado
  • Puedo ser rico/a y seguir siendo buena persona
  • Me hago responsable de mi propia economía
  • Objetivo 1: Aprendo a ahorrar para lo que necesito (6 meses)
  • Objetivo 2: Valoro mis posibilidades de inversión (10%)
  • Me formo e Informo
  • Utilizo mi pensamiento crítico
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Dejar ir

El equilibrio entre el Status Quo y la huida de la zona de confort

«Cuando dejas ir, todo se coloca en su lugar»

Puede que hayas escuchado muchas veces esta frase pero lo cierto es que hasta que no la llevas a la práctica no puedes comprobar su eficacia.

No es tan fácil dejar ir aquello que amas o por lo que has luchado, aunque duela. Una relación, un trabajo, un sueño, un objeto con valor sentimental… Abandonar un proyecto en común, decir adiós a un ideal o perder la seguridad económica, no es plato de buen gusto, menos aún si eres una persona algo tozuda, insistente, constante y aún peor si eres alguien dependiente de aquello que toca dejar ir.

Es por eso que nos resistimos a soltar. Por nuestro carácter y porque hemos aprendido algo horroroso: que perder es sinónimo de fracasar.

¿Porqué nos cuesta tanto dejar ir?

Por un lado, a nuestro cerebro le encanta la estabilidad. Le gusta predecir, con la mayor precisión posible, lo que está por venir, sobre todo porque su principal misión es mantenernos con vida a toda costa y, cuanto más se controla la situación más a salvo parece que estamos. Esto no es del todo cierto, el exceso de control o la creencia que controlamos algo, nos puede llevar a la muerte en algunos casos.

Photo by Wallace Chuck

Controlar en exceso lo que comemos puede llevarnos a la anorexia. Creer que tenemos bajo control los malos tratos que recibimos por parte de alguna de nuestras relaciones, puede llevarnos a la anulación personal.

Por otro lado, desde nuestra más tierna infancia, a muchxs de nosotrxs nos enseñaron las reglas básicas de la felicidad, que eran:

  • Estudiar una carrera (que te asegure…)
  • Tener un buen trabajo (fijo, para…)
  • Comprarse una casa (propia, y así…)
  • Formar una familia (inseparable.)
  • Mantener a lxs amigxs (de toda la vida, con los que…)
  • Compartir ese hobby (que SIEMPRE fue tu pasión)
  • Encontrar la estabilidad en general

Todo esto es fantástico, alguna de estas premisas están en mi lista de «cosas por hacer en la vida» esperando a llevarse el check ✔ más pronto que tarde, pero tienen en común y refuerzan constantemente la misma idea: Lo seguro, lo inamovible, lo predecible, lo conocido

La idea de felicidad, de al menos los de 30 para arriba, pinta un poco así, se fantasea así, y este es el punto de partida de la gran complicación que supone, tantas veces, dejar ir. Perder lo que conocemos o no haber sido capaces de mantenerlo, se convierte en sinónimo de fracaso (personal, laboral, familiar o vital)

Photo by Plato Terentev

¿Os imagináis que cambiaran las reglas?

Supongamos que desde bien pequeñxs nos educan para preparar la receta de la felicidad con los siguientes ingredientes:

  • Formarte continuamente y a lo largo de toda tu vida en cosas diversas
  • Trabajar en diferentes puestos y gremios
  • Cambiar de vivienda y lugar de residencia cada cierto tiempo
  • Evolucionar con tus relaciones y que tus relaciones evolucionen contigo
  • Probar al menos 10 hobbies distintos en la vida: deportivos, creativos, intelectuales, sociales, individuales…
  • Saborear los periodos de bienestar, cargar la pila para cuando vengan vacas flacas.

Este enfoque se mueve en un clima más inestable, menos seguro y controlado, cambiante. Pero, seamos honestxs, esto se parece más a lo que nos encontramos en nuestro día a día, en nuestra vida y en nuestra consulta. Esta atmósfera se ajusta más a la realidad, por lo que pretender el Status Quo es un camino infinito y tarde o temprano frustrante.

Lo único absolutamente cierto es que todo cambia

En resumen, la idea de soltar aquello conocido y embarcarnos en lo desconocido nos da MIEDO, por propia naturaleza, y la idea de perder lo que teníamos se traduce en FRACASO.

Ser un fracasado con miedo ¿Quién quiere eso?

En el otro extremo del rin, nacido en occidente de unos años a esta parte, nos encontramos con ¡¡La Salida de la Zona de Confort!!.

Es una pesadilla. De verdad. Una auténtica pesadilla de gurús motivadísimos que generalizan sin empatizar con las circunstancias de cada uno, porque no pueden y probablemente muchos no saben.

La zona de confort se llama así por algo y precisamente va de la mano con esa necesidad mental y natural de nuestro cerebrito de la que hablábamos al principio. Necesitamos zonas de confort, zonas de seguridad en las que sintamos que «hacemos pie». Puntos de control que nos permitan integrar lo que aprendemos, lo que experimentamos en la vida, que nos permitan ir construyendo nuestro carácter y personalidad a través de los años.

¿Qué idea absurda y suicida es esa de vernos obligadxs a salir de nuestra zona de confort cada dos por tres? Si estamos bien, a gusto, satisfechxs… ¿para qué narices voy a salir de mi zona de confort? Hazte esta pregunta antes de comprar cursos en pdf…

Esta otra cara de la moneda, contradice totalmente la ley del Status Quo para la que hemos sido educadxs y nos coloca frente a una contradicción difícil de gestionar.

La forma sana de Dejar Ir

Entrecomillábamos al inicio de este post la frase «Cuando dejas ir, todo se coloca en su lugar», y os confieso que es del todo cierta, no solamente porque la he experimentado en mi propia piel en varias ocasiones, sino porque me la encuentro en sesión muy a menudo.

No se trata de algo místico o sobrenatural, aunque a veces lo parece, se trata de la predisposición personal y el nuevo enfoque que le damos a la situación, que nos permite VER otras opciones, nuevos caminos, que antes no podíamos percibir.

Inexplicablemente, he visto como personas desesperadas por encontrar un empleo digno tienen la oportunidad profesional soñada cuando se atreven a dejar ir un empleo en el que se les infravalora. De un día para el otro.

He sido testigo de cómo una persona puede regresar a su hogar a las pocas semanas de haber decidido marcharse del mismo, por imposibilidad de convivencia con vecinos incívicos durante años. El problema desapareció.

He vivido como, al aceptar que un proyecto profesional no parece abrirse camino económicamente, se recibe en pocas semanas el dinero y el tiempo necesarios para arrancarlo.

He asistido al momento en el que, tras aceptar que posiblemente no te contacten de esa empresa, recibes la llamada para concertar una entrevista.

Y estos son solamente 4 ejemplos que puedo demostrar con nombre y apellidos.

Parece que la vida nos plantea lo siguiente:

Sólo cuando tengas la conciencia interior para aceptar la pérdida de aquello que deseas, estarás preparadx para recibirlo sin límites

El equilibrio entre el Status Quo (permanecer, mantener, re-intentar hasta la extenuación) y la huida de la zona de confort (falta de compromiso, irresponsabilidad, ensoñación, autoengaño…) está en la capacidad de DEJAR IR.

Dejar ir es la aceptación de los procesos de la vida, la confianza de que todo está en su correspondiente lugar y de que cuando llegue el momento, lo que tenga que suceder sucederá. Es atreverse a soltar, a dejar de apretar los puños, y darse un respiro.

Dejar ir es comprender cual es tu mayor miedo (quedarse solx, no tener trabajo, verse obligado a abandonar tu casa…) y aceptar la posibilidad de que ese miedo se haga realidad. Y es que cuando aceptas tu mayor miedo, es cuando comienza a desvanecerse. Es como si fuese un monstruo que crece y crece a medida que tratas de evitarlo pero, que cuando te atreves a mirarlo a los ojos y valorar su existencia, se esfuma.

Photo by Wallace Chuck

Dejar ir es sinónimo de creerse capaz.

¿Significa esto que cuando algo no salga adelante, se complique o me cause preocupación, debo abandonarlo?

¡No, en absoluto! Esa es la táctica inútil de quien huye del esfuerzo, del trabajo por lo que uno desea. Alejarse de todo aquel obstáculo en el camino, es ser incapaz de reponerse frente la frustración, es el deseo infantil e imposible de que todo salga bien a la primera, de que todo funcione sin esfuerzo. Hay cosas que requieren tu esfuerzo, tu aprendizaje y tu constancia. No se trata de rendirse, se trata de dejar ir.

Hagamos un primer ejercicio para empezar a tomar conciencia y veamos cómo nos sentimos.

Pronuncia estas palabras 3 veces:

«Dejo ir y confío en mi capacidad de hacerle frente al mañana sin (aquello que te empeñas en mantener

Algunos ejemplos que pueden inspirarte:

  • Dejo ir y confío en mi capacidad de hacerle frente al mañana sin mi pareja actual
  • Dejo ir y confío en mi capacidad de hacerle frente al mañana sin este proyecto
  • Dejo ir y confío en mi capacidad de hacerle frente al mañana sin el reconocimiento de…
  • Dejo ir y confío en mi capacidad de hacerle frente al mañana sin mi hogar actual
  • Deo ir y confío en mi capacidad de hacerle frente al mañana sin haber cumplido este ideal

Si sabes que ha llegado el momento de dejar ir algo en tu vida, que te cuesta, que te hace llorar solo de pensarlo, y que no te ves capaz de hacerlo, cuenta conmigo para acompañarte en este precioso camino de aprendizaje y liberación.

Espero haber podido arrojar algo de luz a tu concepto de «dejar ir».

Deja en los comentarios tu propia experiencia personal, cómo te has sentido al hacer el ejercicio y comparte este post con quien creas que puede sacarle provecho.

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